La historia oculta de Nueva York se extiende bajo nuestros pies: desde bares clandestinos convertidos en almacenes hasta estaciones de metro abandonadas a su suerte.
Pero uno de los secretos más intrigantes de la ciudad se esconde bajo uno de sus hoteles más emblemáticos.
Bajo el lujoso Waldorf Astoria, oculto a la vista del público, hay un andén secreto que desempeñó un misterioso papel en la historia presidencial.
La historia de la oculta vía 61 de Nueva York 👀
Si alguna vez has pasado por delante del Waldorf Astoria, en Park Avenue, es probable que no tuvieras ni idea de que hay un andén de tren abandonado escondido debajo.
Conocido como Track 61, esta reliquia poco conocida forma parte de la red subterránea de Grand Central Terminal, y ha sido durante mucho tiempo objeto de leyendas urbanas y fantasías de películas de espías.
Pero la verdad podría ser aún más increíble que los mitos.
Construida originalmente como parte del apartadero de una central eléctrica, la vía se adaptó posteriormente para conectar directamente con el sótano del Waldorf Astoria, convirtiendo el hotel en una puerta secreta para los huéspedes de élite que llegaban en tren privado.
Sí, FDR la utilizó de verdad 🛤️
¿El uso más famoso de la vía 61? El presidente Franklin D. Roosevelt.
En un esfuerzo por ocultar al público el alcance de su poliomielitis, Roosevelt utilizó el andén para entrar discretamente en el Waldorf a través de un ascensor especialmente diseñado para transportarle a él y a su coche blindado del tren al hotel.
Aunque algunos detalles siguen siendo objeto de debate, los historiadores coinciden en que el sistema permitió al presidente eludir el escrutinio público y que, efectivamente, utilizó la plataforma al menos una vez durante su presidencia en la década de 1940.
¿Qué hay ahora?
En la actualidad, el andén ya no está en servicio ni abierto al público (lo siento, neoyorquinos 😔).
Pero su leyenda sigue viva, alimentada por los informes de fiestas secretas organizadas por Andy Warhol en los años 60 y los susurros de invitados famosos que se colaban sin ser vistos.
Y aunque no puedas bajar hasta allí, saber que está bajo tus pies la próxima vez que pases por Grand Central o el Waldorf hace que la ciudad parezca mucho más mágica.
Porque en Nueva York, los mejores secretos no siempre se esconden detrás de las puertas, sino que están enterrados en las profundidades de la calle.