Ya nos han dicho que las ratas no gobiernan esta ciudad, pero creemos que en realidad son las palomas las que lo hacen, después de enterarnos de que una colosal e hiperrealista escultura de una paloma ha aterrizado oficialmente en el High Line. Vale, vale, puede que las palomas no dirijan la ciudad, porque al fin y al cabo es falsa, pero es mucho más grande que nosotros, los humanos.
Del artista Iván Argote, la escultura de aluminio fundido, acertadamente llamada Dinosaurio, mide nada menos que 4 metros de altura sobre un zócalo de hormigón que se asemeja a las aceras y edificios que las palomas de Nueva York llaman su hogar.
Dinosaur da un giro de 180 grados a la típica dinámica de poder entre pájaros y humanos. Mientras que nosotros estamos acostumbrados a elevarnos por encima de las palomas, la paloma se eleva sobre nosotros, que deambulamos como hormigas bajo sus pies. Con esta escultura, Argote ha querido cuestionar los monumentos tradicionales que celebran figuras históricas significativas y, en su lugar, canonizar al ave callejera de Nueva York, un ave que realmente hace de la ciudad lo que es.
En la presentación de la paloma ante los medios de comunicación, el miércoles 16 de octubre, preguntamos a Argote qué opinaba de los neoyorquinos y las palomas. Afirmó:
Creo que las palomas son como los verdaderos neoyorquinos. Son complejas, raras, extrañas y diversas, y además proceden de distintos entornos, orígenes y países, por lo que son muy diversas. Hay tantas historias con palomas, cada neoyorquino tiene una historia con palomas… Así que creo que son definitivamente un icono y una especie de mascota de la ciudad.
Y teniendo en cuenta que las palomas empezaron a llegar a Estados Unidos en el siglo XIX, época en la que se utilizaban como alimento, se tenían como mascotas, se usaban como mensajeras y se presentaban como símbolos de belleza y riqueza, ¡ya era hora de que se creara una estatua con su nombre!
En respuesta a lo que espera que la gente se lleve de la escultura de la paloma, Argote declaró:
Quiero que la gente cambie su perspectiva no sólo de las palomas, sino también de cómo nos relacionamos con otras vidas y entidades en la ciudad y a nuestro alrededor. A veces se margina a estas criaturas y creo que hacerles un homenaje o rendirles tributo puede cambiar las perspectivas».
La paloma está ahora instalada en el High Line, sobre la intersección de las calles 10 y 30, donde permanecerá expuesta durante 18 meses.